Hoy, ante las circunstancias y los aconteceres imprevistos he decir, a riesgo de sonar patético o apático, que no soy yo sino que somos muchos. Y que esos muchos no perdemos la alegría del rostro pese a nuestras tristezas. Que pareciese que el acto de ser y estar fuese a cada momento, durante los últimos tres meses, una perpetua montaña que sufrir, que escalar. Desde que te fuiste, desde que me dijiste adiós esta maraña de certidumbres se vino al suelo. Si es que lees esto, sabré que aún me guardas en tu recuerdo, si es que nunca lo lees, no importa, tengo una certeza de que aún estoy en ti de alguna forma, tal y como tu estás en mi de formas que solo descubrí cuando me encontré sin un vínculo material a ti. Solamente no quiero nunca llegar a creer que todo es tan mecánico, que la magia del amor es simplemente ilusión, que las relaciones son como las migraciones de aves: mismas rutas, mismos gestos, mismos ires y mismos venires; solo cambia el tiempo y el par de entes. -Sí, solo pienso en pares, en dualidades, este es el amor que me enseñaron a enunciar; luego aprendí en un libro que más de dos entes y el amor se convierte en fraternidad-
Qué decir, decir que me siento desencantado con la vida, que no logro encontrar una salida a esta cárcel que yo mismo me he labrado, que me duele no tenerte cerca. Temo, temo mucho, estoy aterrado. Pero, si lees esto has de saber que aún te espero. Te ruego me busques. Te abrí como nunca a nadie las puertas de lo que soy y siento que para no perderme de mí mismo debo sentirte, es tonto pero no puede ser de otra manera. No sé si estoy vacío, la última vez que en eso pensé escribí de corrido 1015 palabras de tristeza, ira y desazón. Dejo un fragmento de ellas aquí, sin intención de justificarme, simplemente lo dejo para dar cuenta de que no soy yo sino que somos muchos. Alguno de estos muchos escribió esto, en un tiempo y espacio pasados.
Antes de dar paso a esas tristes palabras color azul, me forjaré un recordatorio mágico, legaré un recordatorio a los unos múltiples Diegos que en el mañana pasen sus ojos por estas letras. Ojalá siempre me den la razón, futuros yo.
Para no olvidar que si regresa el amor, pese a este dolor tan grande que hoy sientes, en este preciso momento, te pido que nunca digas no. Amar es dar lo que no se tiene, esa debe ser tu máxima. Dar, dar en la felicidad, en la tristeza, en la rabia, en la derrota, no dejar de dar pese a todo, pese a uno mismo. Dar. No olvides dar, nunca lo hagas. Prométeme, Diego, nunca desconfiarás de ese sentir humano y mágico que es el amor. Si lo sientes de nuevo, y si vienen las dudas, las descofianzas, las heridas que nunca terminan de sanar, simplemente recuerda: Nada más digno que dar, que amar a quien se ama más allá del amor mismo, más allá de uno mismo. Recuerdalo. Sonrisas, abrazos, embriones de calor humano, lágrimas sin medida, carcajadas sin medida, confianza desinteresada, esperanza proyectada al infinito, la realidad hecha un sueño. Que el amor sea siempre para tí la realidad hecha un dulce, bello, perfecto y humano sueño. Un lago onírico en medio del desierto de lo real. Que inevitablemente despertarás y será doloroso, no lo dudes. ¿Pero qué es el sufrimiento frente a la realidad embellecida con el manto del sueño? Esa realidad donde todo es posible, donde solo importan dos seres frente al resto del universo.
Querer fijar el devenir del ser es absurdo, pero esto de arriba es sagrado porque es aquello que para mi significa el amor hoy. Y lo lego, ya sea para que se lo lleve el inevitable devenir de lo que seré; ya sea para que se convierta en una máxima ética; ya sea para que sea un lindo recordatorio de tiempos mejores, peores, al fin de cuentas pasados.
Y ahora, las letras azules escritas por uno de nosotros. Perdona que sean azules, y perdona que estén llenas de ira. Pero, no puedo negar mi humanidad. En este momento no pienso así, pero la tristeza que ahí está contenida, continua.
...
(...)
No importa nada, no importo yo, no importa mi vida, no importa lo que haga o deje de hacer. Solo importas tú, me he abandonado, he abandonarme. He de estar destinado a caminar solo y solitario, vacío y temeroso por este mundo. No busco la compasión de nadie, no me importa nada. Solo me importa poder leer esto alguna vez y saber que era impulso, que no era verdad. Sin embargo sé que así no será, sé que pasaran los días, las semanas, los meses y los años. Me encontraré de nuevo con estas letras y nada habrá cambiado, nada…. Ya estoy viejo, ya moriré así, ya no vendrá juventud, transformación, cambio. El mismo cretino, el mismo soliloquio, monologo, bonito pero indeseable, hermoso pero como simple externalidad.
No valgo absolutamente
nada. Espero sobrevivirme a mí mismo estos meses, estos años. Me siento
solitario y estúpido. No creo que lo que haga cambie algo… no quiero despertar mañana,
no quiero afrontar otro día como cada uno de los días que he tenido que vivir.
Me odio y me amo
profundamente. Soy un egoísta reprimido y un reprimido egoísta. Una negación de
todo y una afirmación de nada. Soy yo, mi nombre, mi rostro, mis gestos, mis
faltas, mis vacíos. Soy esta asquerosa colcha de retrasos: vidas, años, miedos.
Soy nada, nunca seré nada, nunca lo he sido. No he significado nada para nadie
ni nunca significaré algo. SIPLEMENTE HE DE DEJARME IR, ABANDONARME…. CERRAR
LOS OJOS Y ESPERAR ABRIRLOS POCAS VECES
EN UN FUTURO… Y QUE VENGA EL DÍA EN QUE DEPSERTAR NO SEA NECESARIO
ADIOS, ADIOS, ADIOS.
VETE DUERME, MUERETE, MUERTE MUERETE. Olvídate.. Olvídate.. Olvídate… Imbécil,
estúpido, çç
Te odio. Te aborrezco,
te tengo miedo, también compasión…. No sé qué eres ni porque soy tú y tú eres
yo. No lo sé. Pero así es. Y así ha de
ser
No soporto esto.