Camina,
sonríe, saluda, y si es necesario besa; conversa, pon mucha atención, se
cordial, despídete y recuerda, no olvides besar de nuevo; regresa a casa,
aliméntate, diviértete, ríe, duerme bien; cuando sueñes, remienda tu traje,
llénalo parches mágicos y atavíos, edulcora tu rostro, píntale una sonrisa
golosa, una mirada vivaz. No permitas, espíritu mío, que te vean sin tu
embeleco; no dejes expuesto tu cuerpo famélico, tu mirada lánguida, tus ojos
tristes; olvida por unas cuantas horas que eres un cadáver errante, un ánima
fuera de sí.

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